sábado, octubre 24, 2009

Cuando un hombre ama la oscuridad





Recuerdo cómo me gustaba escapar de la realidad y perderme dentro de lújubres y fríos escenarios, cuya frialdad me conmovía y a la vez emocionaba. El sonido de las crujientes hojas envolvían mis pasos en el mismo manto de esperanza con el que las sombras me cobijaban.
Escapaba de la luz, tenía miedo de la luz, aquellos oscuros paisajes llenos de neblina y soledad me hacían sentir vivo.
Del misterioso ocaso de la tarde hasta el frío amanecer obtuve la inspiración y el aliento necesarios para seguir adelante y volver a la realidad del atardecer, esa cruda realidad donde caminaba entre soleados y áridos paisajes envueltos en desérticas sábanas de calor y desolación esperando que al final del día, cuando reinara de nuevo la oscuridad, pudiera volver a envolverme en la locura fantasía y el placer que me provoca esa excitante soledad.

Imagen: Lonliness, por Bogenfreund